Los vehículos de gasolina emiten principalmente monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, hidrocarburos y compuestos de plomo. Mientras, los vehículos que utilizan diesel emiten partículas sólidas en forma de hollín que da lugar a los humos negros, hidrocarburos no quemados, óxidos de nitrógeno y anhídrido sulfuroso procedente del azufre contenido en el combustible.

La mala ventilación y la falta de limpieza provoca que estas partículas acaben depositándose en el suelo, las paredes, el techo o los elementos de nuestros garajes. Ya sean particulares o comunitarios. 

Muchas veces acabamos transportando estos agentes contaminantes en nuestro calzado, con la peligrosa consecuencia de llevarlos hasta nuestros hogares.  Poniendo así en riesgo la salud de nuestros familiares y nuestras mascotas.

A parte de estas sustancias, los vehículos aparcados tienden a expulsar otros elementos como aceites o basuras que se han adherido a los neumáticos. Por lo tanto, recomendamos una limpieza periódica y profesional que minimicen considerablemente

todos estos riesgos para nuestra salud.